La provincia de Santa Fe muestra un índice de envejecimiento para el año 2022 superior a la media nacional. Y la pirámide con la que se representan los cambios en la población muestran, a nivel del país, un angostamiento de la base de la pirámide, de 0 a 19 años, y un ensanchamiento de los segmentos etarios ubicados entre los 40 y los 50 años.
En realidad, lo primero que hay que decir es que la Argentina está habitada por 46.234.830 personas, un 15,24% más en relación con 2010, y que Santa Fe sigue siendo la tercera provincia en cantidad de población, con 3.544.908.
¿Qué impacto tienen estos datos que son apenas algunos de los que se desprenden del Censo 2022? El Litoral analizó estos resultados con Gustavo Peretti, Profesor titular de la cátedra de «Geografía Argentina» del Departamento de Geografía de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral.
– ¿Cuáles son las principales conclusiones de los resultados del Censo 2022 para Santa Fe? ¿Qué decisiones o modificaciones permiten hacer?
– El 19 de noviembre el Instituto Nacional de Población, Hogares y Viviendas publicó los primeros datos definitivos del relevamiento censal realizado el año pasado ya que la información publicada hasta el momento era solo estimada. Se concluye que la población asciende para la totalidad del país a 45.892.285 habitantes, siendo 22.186.791 los varones y 23.705.494 las mujeres. En cuanto al sexo «X», categoría incorporada en este relevamiento, el organismo no da a conocer la cifra, expresando que «las respuestas a la pregunta sexo registrado al nacer se distribuye entre las categorías ´mujer/femenino´ y ´varón/masculino´ de acuerdo con la evaluación de calidad y consistencia de los resultados definitivos».
En cuanto a la provincia de Santa Fe, el ritmo de crecimiento demográfico la ubica, junto con CABA y Chaco en el grupo con menor incremento poblacional en términos relativos. Por otra parte, también constituye el grupo de las provincias más envejecidas y más feminizadas. La edad media se ubica en 34 años y el índice se masculinidad en 93, es decir por cada 100 mujeres se corresponden 93 varones.
En cuanto a su pirámide poblacional los cambios más notorios que surgen de la comparación entre 2010 y 2022 se visualizan en una reducción notable del segmento etario de 0 a 5 años y un incremento entre los 40 y los 50 años
– ¿Qué estudios académicos habilitan los resultados definitivos del censo?
– Los resultados del Censo permiten bucear en la continuidad de las tendencias demográficas que se observan desde la mitad del siglo XX a la actualidad, plasmadas principalmente en el envejecimiento y en la feminización y cómo las mismas aún se expresan de manera diferencial en el territorio. Lamentablemente aún no se dispone de los datos a nivel de localidades y de gobiernos locales –municipios y comunas-, datos que permitirían observar determinadas dinámicas urbanas.
– Respecto del censo anterior, ¿se registra un cambio en la pirámide poblacional?
– En términos generales la pirámide poblacional de Argentina muestra rasgos de mayor madurez en comparación con la que dio como resultado el recuento anterior -2010-. Los cambios más notorios se expresan por un angostamiento de la base de la pirámide, de 0 a 19 años, y un ensanchamiento de los segmentos etarios ubicados entre los 40 y los 50 años.
En términos generales, las modificaciones más notorias que se evidencian en casi todas las provincias argentinas se plasman en una reducción de la base debido a una disminución de la fecundidad.
– El envejecimiento es una realidad, ¿y también un desafío?
– El período 2010-2022 da continuidad al proceso de envejecimiento que experimenta Argentina en los últimos 50 años. La participación de adultos mayores en la población total, es decir de quienes superan los 65 años de edad, pasa de 10,2% al 11,9% entre 2010 y 2022 respectivamente. Por otra parte, la participación de los niños y jóvenes disminuye su representatividad en el mismo período de 25,4% a 22,0%. Mientras que en el 2010 los niños y jóvenes duplicaban a los adultos mayores, hoy no sucede.
En cuanto a la provincia de Santa Fe, que alcanza los 3.544.908 habitantes, integra junto a CABA, Córdoba y La Pampa el grupo de jurisdicciones más envejecidas. Los adultos mayores representan al 13,0% de la población total con un incremento de 1,3% con relación al año 2010. Los niños y jóvenes solo muestran una participación del 21,1% con una disminución de 2,2 puntos porcentuales.
En cuanto a la edad media de la población, durante treinta años -1960 y 1991- se mantuvo en los 27 años. Luego en el 2010 se ubicó en los 30 años, ascendiendo a los 32 en el 2022. Este dato muestra variaciones según se trate de varones o de mujeres y las diferentes regiones. En este sentido, la edad media en el 2022 para las mujeres es de 34 años y para los varones de 31 años. En la región Pampeana y en el Gran Buenos Aires es de 34 años y en el NEA es de 5 años menos.
Otra manera de medir el envejecimiento es a través del índice de envejecimiento, que se obtiene de ponderar la cantidad de personas de 65 años y más por cada 100 personas de entre 0 y 14 años. El índice se ubica con los últimos datos censales en 53, es decir por cada 100 niños y jóvenes se corresponden 53 adultos mayores, cifra que se ubicaba en 40 en el año 2010.
La provincia de Santa Fe muestra un índice de envejecimiento para el año 2022 superior a la media nacional con un valor de 60. En su interior se continúa en este aspecto, aunque en menor medida que lo que reflejaban censos anteriores, con contrastes notables. Mientras que en el departamento Caseros el índice de envejecimiento es de 85, es decir se computa casi la misma cantidad de adultos mayores que de niños y jóvenes, en seis departamentos ubicados en su mayoría en el norte provincial éste grupo etario duplica al más envejecido.
– ¿Qué es el bono poblacional?
– El bono demográfico o poblacional es un lapso temporal durante el cual la población adulta, en condiciones de trabajar, superan a las personas económicamente dependientes (niños y adultos mayores), generando una ventana en la cual el balance entre las edades de una determinada población genera una oportunidad para el desarrollo. Es decir, el bono demográfico es un período donde las personas en edad de trabajar superan en cantidad a las personas económicamente dependientes.
Actualmente Argentina se encuentra en una fase intermedia del proceso demográfico conocido como «bono o ventaja demográfica». Esta fase se caracteriza por una baja tasa de dependencia: hay proporcionalmente más personas en edad activa que en edades dependientes (niños/as y adultos mayores).
En este sentido el índice de dependencia total da cuenta de la relación entre la población potencialmente inactiva (grupos de 0 a 14 y 65 años y más) y la población en edades teóricamente activas (15 a 64 años). Según los datos del Censo 2022 se ubica en 51, siendo en el año 2010 de 55,5. Cabe aclarar que cuanto mayor es el índice, mayor es el número de personas dependiente de cada individuo en edad de trabajar. El descenso registrado entre los últimos dos censos responde a una disminución del grupo de niños y jóvenes que compensa el aumento de los adultos mayores. En 2022, el índice de dependencia de personas jóvenes descendió 17,3 puntos porcentuales respecto de 1991.
Peretti precisó que, del análisis del Censo, se desprende que en la provincia, la edad media se ubica en 34 años y el índice se masculinidad en 93, es decir por cada 100 mujeres se corresponden 93 varones.
Actualmente Argentina se encuentra en una fase intermedia del proceso demográfico conocido como «bono o ventaja demográfica». Esta fase se caracteriza por una baja tasa de dependencia: hay proporcionalmente más personas en edad activa que en edades dependientes (niños/as y adultos mayores).
Transición demográfica
Uno de los conceptos que surge a la hora de analizar en profundidad la evolución de la población en un país es el de Transición demográfica. Pero, ¿qué es y cómo se analiza?
Gustavo Peretti explica que es «una teoría, también denominada revolución demográfica o revolución vital, que consiste esencialmente en el paso de los niveles de mortalidad y de natalidad altos y sin control, a niveles bajos y controlados, a través de un período intermedio. Dentro de ese período «el descenso de la mortalidad antecede al de la natalidad, generando un crecimiento rápido de la población».
Esta transición, explica, «es consecuencia del avance tecnológico y de la modernización que acompañaron al proceso global de industrialización y urbanización. La teoría persigue como propósito dar cuenta de los cambios demográficos provocados por la revolución industrial en los países de Europa Occidental, como Inglaterra y Francia entre otros».
En nuestro país, la transición demográfica es considerada como «plena», «con tasas de crecimiento vegetativo o natural anual inferiores al 2%, a mitad del siglo XX; siendo precursora en este aspecto en el concierto de los países latinoamericanos». A partir de 1985 «dichas tasas se ubican en torno del 1% dando el carácter de una transición avanzada (CELADE, 2007). Este comportamiento demográfico tiene su correlato en un incremento del envejecimiento de la población con su consecuente feminización ya que la esperanza de vida de las mujeres es mayor que en los varones», concluye el docente de la UNL.
Fuente: El Litoral